El tratamiento de pacientes discapacitados en la consulta dental exige que el dentista tome una serie de medidas para mejorar la seguridad clínica en la atención de este tipo de pacientes.

Como normas generales:

El dentista debe presentarse al paciente y valorar por sí mismo su capacidad y los trastornos que suponen para el tratamiento.

El paciente debería ir siempre acompañado a la consulta, respetando el grado de confidencialidad que desee.

Debe de adaptarse la comunicación al grado de comprensión del paciente, siempre en un lenguaje claro y sencillo.

Recalcar la importancia de los antecedentes clínicos y la toma de medicamentos.

Adaptar  los tratamientos a este tipo de pacientes (personal entrenado, duración de las citas ,etc.).

Ofrecer ayuda, no imponerla.

Agrupar los tratamientos para reducir el número de desplazamientos.

Eliminar en lo posible los obstáculos físicos y las barreras arquitectónicas.

Asegurarse de la comprensión por parte del paciente o sus allegados de la información suministrada, especialmente la que hace referencia a la medicación administrada. También de que han entendido como actuar ante algún signo de alarma referente a las complicaciones y como contactar con la clínica.

Asegurarnos de que el paciente no abandona la clínica hasta que esté en condiciones de hacerlo.

Como recomendaciones específicas:

En la DISCAPACIDAD VISUAL el dentista debería informar al paciente de su nombre y función a fin de que lo reconozca por su voz.

Acompañar al paciente hasta el sillón dental.

Reforzar la comunicación oral con el paciente . Informarle de lo que vamos a hacer en cada momento, avisándole ante los posibles estímulos: táctil, dolor o sonoro.

Avisarle si el dentista va a abandonar el gabinete y dejarlo siempre acompañado.

Informar minuciosamente sobre la medicación que se prescribe, intentando elegir presentaciones diferentes a las que toma  habitualmente el  paciente.

DISCAPACIDAD AUDITIVA. Preguntar al paciente si sabe leer los labios. Si va acompañado de un intérprete, colocar a esta persona siempre en un lugar que sea fácilmente visible.

Hablar despacio con frases claras y cortas si la discapacidad no es completa.

Dar información escrita, clara y sencilla.

Evitar medicamentos que puedan dañar la audición.

DISCAPACIDAD MOTORA. Eliminar las barreras físicas y acompañar al paciente a la sala de espera y al gabinete. Caso de tener que traspasar al paciente desde una silla de ruedas hasta el sillón dental, hacerlo de forma segura.

DISCAPACIDAD INTELECTUAL. Si la capacidad del paciente es baja, localizar a sus tutores legales para que sean sus interlocutores (siempre informando al paciente en la medida de lo posible) y asegurarse de que éstos entiendan perfectamente la información .

Controlar el comportamiento, la ansiedad y la agitación, estando alerta ante movimientos bruscos.

Dar información escrita a los tutores sobre los cuidados pre y postoperatorios , medicación y signos de alarma así como la actitud a seguir ante posibles complicaciones.